En esto consiste a la tarea principal de la vida.
Distingue las cosas, ponlas por separado y di:
“Lo exterior no depende de mí, el albedrío depende de mí. ¿Dónde buscaré el bien y el mal? En lo interior, en mis cosas”
EPICTETO, DISERTACIONES POR ARRIANO, 2.5.4-5
El ejercicio más importante de la filosofía estoica es diferenciar entre lo que podemos cambiar y lo que no.
Aquello sobre lo que tenemos influencia y aquello sobre lo que no.
Cuando un vuelo se retrasa por causas climáticas, discutir con el encargado de la aerolínea no detendrá la tormenta.
Por mucho que lo desees, no serás más alto o más bajo, ni habrás nacido en otro país.
Sin importar lo mucho que lo intente, no puedes obligar a nadie a que le caigas bien.
En realidad, todo el tiempo que inviertas en esos propósitos inamovibles es tiempo que no utilizarás para las cosas que SÍ puedes cambiar.
Los grupos de rehabilitación de adicciones practican algo denominado oración de la serenidad:
“Dios, dame la serenidad para aceptar las cosas que no puedo cambiar, el valor de cambiar las cosas que sí y la sabiduría para distinguirlas”
Los adictos no pueden cambiar los abusos que sufrieron en su infancia, no pueden revertir las elecciones que tomaron o los daños que han causado; sin embargo, SÍ pueden cambiar el futuro mediante el poder que tienen en el momento presente.
Como dijo Epicteto, pueden controlar las elecciones que tomen en este momento.
Lo mismo ocurre en nuestro caso.
Si podemos enfocarnos en distinguir qué elementos de nuestro día a día podemos controlar y cuáles no, no solo seremos más felices, sino que tendremos una ventaja clara sobre aquellas personas que no se han dado cuenta de que están librando una batalla que no pueden ganar.
Pregunta de reflexión:
¿Qué cosas están verdaderamente bajo mi control?